02 junio 2010

EVANESCENTE


Al fin
Paz.
Pondero el eco.
El arrullo de la criatura de sombras
y escombros nérveos.
Vigilo,
me pierdo
y sueño
sobre la cama, que es mi cuarto,
mi hogar y destierro.
Y en el derrotero vernáculo
un boleto asoma
entre las ancas de un libro de Paul Auster.
Instante mío.
Que se rescata e infiere
un destino tomado,
una fecha pisada
y su permanencia
una incógnita.
Era de mañana
Dormitaba parado con la frente sobre el pasamano.
al fondo, junto a los asientos individuales.
Oyendo un compilado de redondos, divididos y los piojos.

Paseo por el país de las últimas cosas.

Yo joven.


Evanescente.

4 comentarios:

María de los Ángeles dijo...

La brisa fresca de esta noche me trajo hasta el piso 12 y qué alegría haberme encontrado con tus letras!
Cómo es eso de caminar por el pais de las últimas cosas?

ana. dijo...

LLegué hasta aquí de la mano de mi querida María (ella siempre me conduce a los mejores lugares del alma).Leí, otras veces, tus textos en silencio, tal vez porque el silencio suele ser la mejor "palabra" cuando algo nos conmueve. Pero también es bueno decir lo que siento cuando leo tu mirada de la vida: me gusta, me conmueve, me insta a creer en la escritura y su maravilloso don y quiero, además, quiero decirte gracias por dejar abierta esta ventana.

vinilica vegana dijo...

tantas veces mi cama fue cuarto hogar y destierro...

y ya hace tanto que me mudé al universo entero...

un abrazo enorme!

MaLena Ezcurra dijo...

Evanescente queda mi alma cuando te leo.


Te abrazo.



M.