17 mayo 2006

LO TRASCENDENTE

¿Qué...? No pude oír lo que dijiste. Bajá un poco la radio

¿Ahora me escuchas?

Sí. Sí.

Te estaba haciendo una pregunta

¿Y cuál fue la pregunta?

¿Que es " lo trascendente" para vos?

Manuel dejó el mate a un lado y miró extrañado a su amigo Lucas que seguía atento al camino. Eso sí que es cambiar de tema Luqui, murmuró burlonamente. No te preocupes no te cargo más con Huracán hasta el campeonato que viene.

No seas boludo querés, te pregunto en serio. Creí que ya habías terminado con tu aburrida gastada de todos los años.

Que sensible te puso la ruta! ¿Querés que maneje yo?

No por favor!! Mirá si aparece otra caravana de camiones y perdemos otra media hora mientras te decidís a pasarlos.

Bueno, bueno, lo mío es un problema de timming.

O de huevos.

Ambos se callaron. Hay expresiones tan precisas, que punzan más allá del blanco al que se dirigen.

¿Por que me mirás así?
¿Es que me interesa conocer tu opinión acerca de lo que te pregunté.
¿ Ahora?
¿Y si no, cuando?

Es una pregunta amplísima.

¿Te explico que busco que me respondas? Alguna vez alguien dijo que lo trascendente para él es ser coherente como el azar. Con la casualidad de sentir que la vida es eso: lo que pasó, lo que surge, lo que se transitará.

Obviamente que una respuesta tan enroscada. solo la pudiste haber formulado vos.

Lucas sonrió, sin afirmarlo. Le gustaba parafrasearse, era una de las tantas caras de su egolatría
Igualmente creo comprender tu punto.


Osea que para vos, lo trascendente es lo dado, lo inevitable. Y la predisposición de uno ante los sucesos fortuitos o predecibles ya sean buenos o malos al volverlos trascendentes se le exprime un mayor jugo.

¿Y donde está tu dilema?

Justamente dudar de lo que pienso es mi dilema. Yo creo que vos manejás otro concepto sobre lo que es “trascendental” por eso te pido que me cuentes cual sería tu análisis y obviamente tu conclusión.

No necesito pensarlo tanto mi conclusión es más que sencilla Para mí lo trascendente es: lo importante, lo básico lo impostergable.

Pero no difiere tanto con mi respuesta: lo importante, lo basal, lo impostergable es todo aquello que surge que nos enfrenta y que en ese momento debemos sortear. Y que se vuelve trascendente pues por el simple hecho de ser el paso anterior al siguiente paso.

Tu visión de vivir a pleno cada momento me es agotadora y sobretodo estéril.
Aunque raras veces te he visto fallar y tu capacidad activa a esta altura no de lugar a subestimaciones aveces creo que en vez de estar motivado lo que verdaderamente estás haciendo es ahogar la idea de que te falta una inspiración. Quizá esa sea la razón por la que no distinguís una cosa con otra.

¿Una cosa con otra?

Lo trascendente es aquello que esta por delante de las cosas menores, y que podemos librarnos de esas nimiedades sin titubear si ponen en peligro o retrasan el alcanzar lo trascendente, lo que queremos. Por eso creo amigo que la diferencia entre nuestras respuestas son el clásico equilibrio de los opuestos: donde mi paisaje soñado no es más que uno de esos pequeños platos coloridos que adornan tu chimenea, en contradicción a eso lo trascendental para vos es encontrar el filtro que separe lo valeroso de lo residual.
Cuando uno obtiene todo fácilmente el sabor de cada momento se vuelve insípido.

Lucas miró a su amigo fijamente, y le dirigió una mueca ilegible, híbrida mezcla de desprecio y sumisa afirmación.

Al frente, la ruta se iba alunando de sombras y cobrizas luces del atardecer.

02 mayo 2006

ARTE EN LA GALERIA

Dos copas chocaron
estallaron miles de burbujas.
Una de ellas sonreía
mitad ebria, mitad alegre,
la otra solo buscaba decir algo.
Los demás, anudados
entre corbatas y pieles de leopardo
murmuraban, fisgoneaban,
ni sabían concentrarse en sus tragos.
Los que no las habían notado
también mostraron sus cartas
babeando un marco labrado
trazos y colores
como el rouge en el borde del vaso.
Ellas siguieron una manada
hasta confundirse entre los cueros
yo que las observaba lo supuse
pero sus presas tarde se percataron.
La risa y el dicho inoportuno.
La gracia y el desenfado.
La de la mueca de alegría
subió a un leve estrado.
La sagaz advirtió a los dispersos.
Las copas se llenaron,
las burbujas efervescieron
en las amígdalas acaloradas
Vi ojos que eran solo pupilas,
labios presas de los caninos,
bocas sin clausura,
medias vueltas y miradas de sesgo.
Su voz nacía desde el gemido
mientras sus manos repetían un pase mágico.
El rubor calinoso y sanguíneo
arrebatando el zumbido atónito del auditorio momificado.
Nadie las vio venir.
Algunos creerán más en sus sueños,
otros en cócteles mal calibrados.
La que no sabía como, de pronto lo dijo:
“Despierten los retratos.
Sigan posando modelos de decorados.
El aullido llama a la vida,
al cuerpo a cuerpo,
a salirse de los marcos”.
Sus bocas se confundieron
tomándose por los brazos
su estela dejó un rumor de carcajadas
y un intenso perfume a hoguera de rosas.
El resto, presos de un delirio repentino
profanaban los paños,
bebían los cristales hasta asfixiarlos
aterrados, ignorantes del impulso que los dominaban,
aturdidos en la embriaguez del desahuciado.
Las profetisas se subieron al primer astro
que les prometiera el Universo.
el raid recien comenzaba.
Yo sólo atiné a tenderme sobre el piso
mientras el huracán de alienados
corrían hasta desvanecerse.
Me solté el nudo de la corbata,
y tomé otro trago,
intentando asimilar el arrebato
que aquella encantadora había derramado.
Una más una, la inestabilidad y la levedad.
Múltiples combinaciones para un mismo rostro.
Esparzo letras en el suelo.
Agónico intento para contener la conciencia.
Pellizcos delatores de resurrección repentina,
tras la bofetada vital
que aquella ninfa me asestara.

Arte, en la galería...
Más belleza.
Más vida.