23 julio 2006

EL PEZ ALADO

Las aspas del ventilador tajean
las flagrantes frases del auditorio.
Miles de burbujas llenan el cuarto,
mientras afuera las luciérnagas ansiosas
aguardan que el anochecer las destaque.
Por una hendija espío
el siniestro cuadro de la discordia.
De mí hablan,
de lo que debo aprender,
de lo que hice.
de lo que ahora en más debo hacer.
Sin un pestañeo sobre el quien
que intento moldear con el cincel.
No tengo con que beber
El licor que se me escurre entre los dedos.
Las botellas siguen cayendo
pronto, harán sangrar mis pies.

Tal y como declaré ante el juez:
El pez se eyectó desde las aguas
batió sus alas dos veces y se precipitó al suelo
Quise salvarlo.
Creí que su única oportunidad era volver.
Les recuerdo que era un pez
Nunca pensé que el reencuentro con las aguas sería fatal

¿Por qué juzgan su acción?
¿Por qué el ser testigo me incrimina o me vuelve víctima?
¿El orden acaso no madura con el desorden?
¿Quien decidió lo que es cara y lo que es revés?
¿Donde empieza el escenario y donde el backstage?

Para las aves el suelo es el cielo,
para los demás el firme concreto.

¿Como salvar a un pez alado?

Calzándonos un par de alas en los brazos
y batiéndolas con todas nuestras fuerzas
demostrar que no tememos al caer
sino al nunca haberlo intentado.