13 abril 2006

RETRACTACIÓN


Debo regresar sobre mis pasos
Atravesar el tedioso zumbido del error haciendo eco.
Pidiendo explicaciones al impulso calculado o palpitado
que me dejara varado en un giro sin fin, como una tuerca sin guía.
Asimilando la derrota.
Saboreando el elixir de la vida.

Las derrotas de infante se tatuaban de por vida
Periodo de tregua.
Prueba y error.
Pero cuando sueltas la mano al cruzar
nadie te cuenta que hay del otro lado.
Quizá por que nadie sabe bien que recomendar
ante las decisiones y el andar.

Huimos de la desidia crónica,
de reptar impregnándonos de migas ajenas.
Nos fugamos de la perseverancia de la realidad
Sin embargo, en otro lado, el viento también varía,
las baldosas te sostienen con otras formas,
incluso los faroles alumbran y salpican de sombras las miradas
ocultando y descubriendo porciones que no existieron nunca.

Caminar de espaldas a la salida empuja como inercia debida.
Mientras el espejo refleja múltiples combinaciones de nuestro lomo.
Opciones que inevitablemente apartamos al salir.

Oí decir alguna vez que con ruedo extendido o retraído
el atuendo siempre calza para otra generación.
Pero a mi seguir el rastro al cencerro se me dificulta
rodando sobre médanos de inclementes vértigos
creo haber perdido la senda de la pampa fértil.

Desde afuera los espectadores fatalistas sobrestiman el traspié.
y bautizan de catástrofe al pie hundido en el charco.

La condena es proporcional al desencanto
el desencanto es simétrico al ego
y el ego es sinónimo de sabiduría o ingenuidad.

¡Cuanto me resta por remontar!
¡Que ingenuo he sido!

Tres o cuatro pasos…
El zapato se ha secado
Cinco o seis pasos más…
la estela de polvo ha cubierto el charco
Impulso calculado o palpitado.

Retractarse no es fatal
es saber jugar este juego.